Nuestra tierra, nuestra gente, nuestra cultura y nuestra libertad han sido masacradas, humilladas, aniquiladas y despreciadas por siglos. Quizá esta historia clavada en nuestras almas ha conseguido que seamos una sociedad en la que predomina el rencor, la rabia, la antipatía y el odio. Estos sentimientos no son fáciles de arrancar en una sociedad y, mientras pasan los años, estos sentimientos parecen crecer, de tal manera que cada vez hacemos menos unos por otros y lo que se hace es egoístamente luchar por uno mismo sin sentir nada por los que te rodean ni por aquello que te ha dado la vida.
Nos vendemos al mejor
postor con tal de conseguir nuestros intereses aunque hagan daño a tantas
personas, y esto es un error con mayúsculas, porque no debemos vendernos sino
querernos y defendernos los unos a los otros. Querernos es sinónimo de
escucharnos, entendernos y aceptarnos tanto a nosotros como a nuestra gente,
pero parece que este sentimiento ha sido borrado, desaparecido de nuestras
vidas hasta el punto de que cada vez somos más inaccesibles, oscuros y secreto
al resto del mundo.
Los años que han
pasado han sido bastante duros para nuestros antepasados y es una historia que
se repite en muchos puntos de este planeta. Pensemos que de esos tiempos tan
duros y humillantes no han pasado siglos, realmente hace cincuenta años que
nuestros familiares fueron explotados de forma humillante y vivían acosados por
un régimen que maltrató a nuestros padres. Como bien dice un buen amigo:
"Aunque el régimen no ha cambiado…"
No nos queremos lo
suficiente a nosotros mismos y mucho menos a nuestros semejantes y eso puede
llegar a ser una mortificación contra nuestra integridad. Una penitencia que
pudiera llegar a ser tan dura como para hacernos perder la identidad por la que
ha luchado nuestro pasado. Es cierto que han pasado siglos de todo ese
atropello, pero debemos pensar que nunca es tarde y que, si nuestro corazón
siente que eres como uno de ellos y quieres ser lo que ellos fueron, debemos
concienciarnos de que este camino por el que vamos no será un buen camino y que
debemos mirar a otro sitio con la convicción de encontrar otros caminos mejores
para nuestra evolución espiritual.
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NOTA
La cursiva reproduce un fragmento de una canalización.
La cursiva reproduce un fragmento de una canalización.