Lugar: Trevejos (Vilaflor, Tenerife)
Emisor: Juan Bethencourt García [mi bisabuelo]
Ese día fui a quedarme yo sola al cuarto que heredó mi madre en la casa de su abuelo. Hacía días que andaba inquieta, sintiendo que debía ir a quedarme yo sola. Desde que canalizo con la escritura siente una tensión en mi brazo derecho que me hace comprender que debo comunicarme. Sabía que tendría que escribir, y me dispuse a ello.
Directamente comienzo a canalizar con estas palabras incomprensibles para mí.
Ellos:
Imicanan:
Ajben sali impular
wina mar mi
Entir wina
mitalar entina
Eminar intina
micalar intina.
Entra en la cueva y pide hablar conmigo, te estoy esperando.
Yo:
¿Quién eres?
Ellos:
Ellos:
Soy ese que te espera siempre. Entra en la cueva, allí tienes a Winamar. Estoy aquí.
Yo:
¿Quién eres?
Ellos:
Ellos:
Juan Bethencourt García.
Yo:
Yo:
¿Qué quieren?
Ellos:
Ellos:
Hablar de Wina.
Yo:
Yo:
¿Vienes en nombre de Dios?
Ellos:
Ellos:
En nombre de Dios y de Winamar. Él es el Dios de Wina. Él tiene mucho que decirte.
Yo:
Yo:
¿Quieres que te pregunte?
Ellos:
Ellos:
No, yo hablaré.
Wina era un lugar de paz y tranquilidad. Era un lugar armonioso y con mucha fertilidad en todos los sentidos. Era un lugar rico de virtudes y esperanzas como pueblo hasta que llegó el Alfére[z] Fernando de Lugo [Alonso Fernández de Lugo y de las Casas].
En la sociedad de Wina existía una harimaguada que era aceptada casi como diosa.
Gracias.